La clase obrera: descripción a través de fuentes
Las siguientes fuentes nos describen la vida de la clase obrera o proletariado durante la segunda mitad del siglo XIX.
Fuente 1:
"...Allí no es raro encontrar a un hombre, a su mujer, sus cuatro o cinco hijos, a veces, un abuelo y una abuela, que trabajan, comen y duermen en una sola habitación de tres o cuatro metros de lado... De cada diez cabezas de familias no hay uno que posea otra ropa que los harapos que lleva para trabajar; muchos no tienen otra cosa con que cubrirse por la noche y no disponen sino de un saco lleno de paja y viruta a modo de cama..."
Reverendo Alston describe barrios populares de East End, extraído de Palmade, G., (1990) La época de la burguesía, México, Siglo XIX, pag.:193
Fuente 2:
"...Sólo teníamos una habitación. Trabajábamos y comíamos en ella, incluso algunas noche allí recibíamos a los amigos. Nos habíamos visto obligados a alinear alrededor de las paredes las camas, una mesa, dos armarios, un aparador, (...), colgar las cacerolas, las fotos familiares (...). Bajo ella (una alta ventana) se había instalado el "taller", la máquina de coser de mi madre, el arcón de mi padre..."
Jean Guéhenno, extraído de Prost, A., Fronteras y espacios privados, en Historia de la vida privada. Tomo IX: La vida privada en el siglo XX, (1991), Bs. As., Taurus, pag.:64
Fuente 3:
"... Mis hijos (uno de 10 y otro de 13) trabajan en la fábrica de Milnes, en Lenton. Entran en ella a las cinco y media de la mañana y no paran hasta la hora del te o desayuno a las diez menos cuarto. Es corriente que el trabajo se prolongue hasta las diez, hasta las once y hasta las doce de la noche. (...) Uno de ellos, el mayor, trabajó dos años en la fábrica de Wilson (...) la dejó porque el vigilante le pegaba y le arrancó un diente. Me quejé y lo despidieron. Ahora trabajan 16 horas y, como es natural, cuando llegan a la casa a las diez y media están cansados. Me he visto obligado a golpearlos con una correa y a pincharles para que despierten. Me ha causado un enorme dolor el tener que hacerlo..."
Extraído de Barnes, H. Aparición de la fábrica, pag.:195
Fuente 4:
"... Mientras tanto, la movilidad impuesta a los jóvenes proletariados de las grandes ciudades por los azares de las contratas y la precariedad del alojamiento impiden el desarrollo de estas sólidas amistades (...). Los escasos obreros que han redactado sus Memorias hablan de camaradería de encuentro, de simpatía ocasional que le aproximan a uno durante algunos meses a un compañero de albergue o de taller..."
Corbin, A., Perrot, M., Entre bastidores, en Historia de la vida privada. Tomo VIII: Sociedad burguesa: aspectos concretos de la vida privada, (1991) Bs. As., Taurus, pag.:218
Fuente 5:
"...Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy media dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a la escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar. (...) Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina..."
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842.
Fuente 6:
"... En nuestras fábricas de algodón se emplea niños principalmente, traídos como rebaños de los establecimientos de caridad. Nadie los conoce ni tienen por ellos el menor interés. Encerrados en departamentos reducidos, donde es pestilente el aire por las emanaciones grasientas de las luces y las máquinas, los aplican a un trabajo que dura todo el día y muchas veces se prolonga hasta muy avanzada la noche. Estas circunstancias, el desaseo y los cambios frecuentes de temperatura que experimentan al entrar y salir, son origen de una multitud de enfermedades y particularmente de las afecciones nerviosas tan comunes en esto talleres. Cuando terminan su aprendizaje, queda, por lo general, endebles e inútiles para los trabajos fatigosos y sostenidos; las niñas no saben coser y carecen de los conocimientos y cualidades a propósito para ser buenas madres de familia..."
Fernando Garrido, Historia de las clases trabajadoras, 1870
Fuente 7:
“... Las influencias desfavorables, en los obreros, del trabajo de la fábrica son: 1. La desagradable
necesidad de constreñir sus esfuerzos intelectuales y físicos a un paso igual al del movimiento de
la máquina (...) 2. La persistencia en una posición recta, por espacios de tiempo demasiado
largos (...) 3. La privación del sueño por la larga jornada de trabajo (...) Los locales de trabajo,
frecuentemente, son bajos, deprimentes, polvorientos y húmedos, el aire impuro, la atmósfera
recalentada, y continua transpiración (...) El muchacho de la fábrica no tiene un momento libre
fuera del destinado a almorzar, y sólo entonces sale al aire libre (...)”
F. Engels. La situación de la
clase obrera. (Informe del Dr. D. Barry). 1845
Fuente 8:
“...En esta fábrica trabajan mil quinientas personas, y más de la mitad tienen menos de quince
años. La mayoría de los niños están descalzos. El trabajo comienza a las cinco y media de la
mañana y termina a las siete de las tarde, con altos de media hora para el desayuno y una hora
para la comida. Los mecánicos tienen media hora para la merienda, pero no los niños ni los otros
obreros (...). Cuando estuve en Oxford Road, Manchester, observé la salida de los trabajadores
cuando abandonaban la fábrica a las doce de la mañana. Los niños, en su casi totalidad, tenían
aspecto enfermizo; eran pequeños, enclenques e iban descalzos. Muchos parecían no tener más
de siete años. Los hombres en su mayoría de dieciséis a veinticuatro años, estaban casi tan
pálidos y delgados como los niños. Las mujeres eran las de apariencia más saludable, aunque no
vi ninguna de aspecto lozano (...). Aquí vi, o creí ver, una raza degenerada, seres humanos achaparrados,
debilitados y depravados, hombres y mujeres que no llegarán a ancianos, niños que
nunca serán adultos sanos. Era un espectáculo lúgubre (...)”
Charles Turner Thackrah. Los efectos
de los oficios, trabajos y profesiones, y de las situaciones civiles y formas de vida, sobre la
salud y la longevidad. 1832
Fuente 9:
Trabajo infantil en fotografías
Fuente 10:
La clase obrera en la pintura
|
Gerald Palmer "Hombres saliendo del pozo" |
|
Koehler "La Huelga" |